Cómo prevenir la halitosis. Parte 1
La halitosis no es una enfermedad, sino que es un desagradable síntoma de origen multifactorial que afortunadamente tiene solución y se puede mejorar siempre.
Al 71% de las personas encuestadas les preocupa su aliento.
Contrariamente a lo que se cree, el 87% de las halitosis tienen su origen en la cavidad oral mientras que el 13% restante son halitosis de origen no oral (otitis, sinusitis u otras fuentes).
Es decir, por lo general, el mal olor del aliento se origina en la boca y no se debe a problemas gástricos, como popularmente se ha pensado siempre.
El 41% de las halitosis de origen bucal se deben a la acumulación de placa bacteriana en la lengua, y el resto a diversos problemas como caries, gingivitis, periodontitis, sequedad de boca, aftas, úlceras y flemones.
Es importante no confundir la halitosis con situaciones temporales de mal aliento causadas por la ingesta de ajo, cebolla, sustancias picantes, consumo de alcohol o tabaco.
Además, algunos medicamentos o enfermedades, el estrés o largos periodos de ayuno o la escasa ingesta de líquidos pueden originar mal aliento.
La mejor forma de combatir la halitosis es extremando las medidas de higiene bucodental. No hablamos de cepillarse los dientes después de cada comida, porque entendemos que eso es un mínimo que todos hacemos 😉 , sino de la limpieza interdental,limpieza de la lengua y cavidad oral en profundidad.
LIMPIEZA INTERDENTAL
Cuando hablamos de limpieza interdental nos referimos a eliminar cualquier resto de alimento o bacteria que quede almacenado entre las piezas dentales. Puede llevarse a cabo de varias maneras, dependiendo de la anatomía bucal de cada persona y de las preferencias y costumbres personales.
El uso de sedas y cintas dentales permite eliminar el 80% de la placa bacteriana que se acumula entre los dientes, así como la placa subgingival (la que está por debajo de las encías) porque los filamentos pueden introducirse debajo del margen gingival. La seda es cilíndrica y la cinta es plana y algo más ancha, lo que la hace más fácil de usar para principiantes. Las sedas y cintas se utilizan en espacios interproximales estrechos. Pueden estar recubiertas de cera para facilitar el deslizamiento, y reforzadas con flúor y menta.
Cuando los espacios entre las piezas dentales son más anchos, es necesario recurrir a cepillos interproximales, que son unos dispositivos alargados en cuyo extremo hay un alambre de acero recubierto de poliuretano del que salen filamentos de Tynex® (material de alta calidad empleado en las cerdas de los cepillos de dientes, del que os hablamos aquí hace algún tiempo)
La zona de los filamentos puede ser cilíndrica o cónica, dependiendo de la zona en la que los vayamos a utilizar. Además de la forma de los filamentos, la forma del mango también presenta variantes. Vamos a hablaros de los modelos de Vitis:
Son cepillos interdentales con mango recto flexible, que permite una mayor angulación para acceder bien a todas las zonas. Tienen filamentos de dos colores, negros para poder apreciar la placa bacteriana que retiramos (que es blanquecina) y blancos para detectar posibles restos de sangre. El capuchón que cubre los filamentos, puede acoplarse a la parte trasera del mango para conseguir una mayor longitud.
Son cepillos angulados en la parte superior, para acceder a las zonas posteriores sin tener que
introducir toda la mano en la cavidad oral.
Cepillo con mango más largo, para facilitar el acceso a lugares difíciles. Existen diferentes tamaños en función de la anchura del hueco por el que los vayamos a hacer pasar. El tamaño se conoce como PHD y se mide en milímetros (mm). Cada cepillo será apto para un hueco de los mm que indica y hasta 2mm más. No deben utilizarse con pasta dental porque es demasiado densa. Normalmente no se les añade nada, pero existen geles especiales para aplicar sobre el cepillo en caso necesario, como Interprox Gel.
Las caras de los dientes en la zona anterior son planas, por lo que pueden limpiarse bien con un cepillo de sección cilíndrica. En cambio, las caras de las muelas tienen una forma cóncava que se limpia mejor con un cepillo de sección cónica.
La duración habitual de un cepillo interdental es de aproximadamente una semana. La parte que tiene que entrar en contacto con el diente es el filamento, al barrer la placa bacteriana, no el alambre, que no debería doblarse.
El odontólogo o dentista es el encargado de aconsejarnos la talla de cepillo necesaria. Hay que recordar que cada marca tiene un código de colores y que no tienen por qué coincidir de unas marcas a otras.
Como véis, los principales métodos de prevención de la halitosis dan para mucho. Por eso, el próximo día continuaremos explicándoos las demás herramientas de cuidado bucal para evitar la halitosis con origen en la cavidad bucal. ¡No te lo pierdas!